El café que se revela lentamente

Hay cafés que se preparan en segundos y otros que se descubren con tiempo. El V60 pertenece a esta segunda categoría. No busca rapidez, sino pureza.
Su secreto está en la paciencia: en cada gota que cae, en el ritmo constante del vertido, en el silencio que acompaña el aroma del grano recién molido.

En Ollantay Café, este método no es solo una técnica. Es un ritual que conecta al barista con el café andino, con el agua del valle y con quienes buscan más que una bebida: una pausa, un respiro, un instante de contemplación.

El origen del método V60

El V60 nació en Japón, en los talleres de Hario, una compañía que buscaba crear un método de extracción que combinara precisión científica y elegancia visual.
El nombre proviene del ángulo de 60 grados del cono, una forma diseñada para controlar el flujo del agua y permitir una extracción uniforme.

Lo que empezó como un experimento de diseño se transformó en una revolución del café de especialidad. Hoy, en cafeterías de todo el mundo, el V60 simboliza la vuelta al origen: preparar café con las manos, sin máquinas, escuchando el sonido del agua y el aroma del tiempo.

En Ollantay, este gesto simple se convierte en una manera de honrar la tradición: cada taza rinde tributo al grano y a la tierra que lo vio crecer.

El arte de filtrar con precisión

El barista que prepara un V60 no solo vierte agua: dibuja círculos de sabor.
Cada detalle cuenta: la temperatura exacta (entre 90 y 94 °C), el grosor del molido, el flujo constante del vertido.
Un cambio mínimo altera el resultado final, lo que convierte cada taza en una pequeña obra de arte.

En Ollantay, la preparación se hace frente al cliente. El aroma del café recién molido llena el aire, mientras el agua cae lentamente sobre el filtro de papel.
La primera infusión despierta los aceites esenciales del grano; las siguientes extraen su cuerpo y dulzura.

Es un proceso que invita a detenerse, a observar. Cada paso recuerda que el buen café no se apura: se acompaña.

El V60 y el café de altura del Valle Sagrado

Los cafés de altura, cultivados a más de 1,800 metros en el Valle Sagrado, son perfectos para este método.
El aire fresco y el suelo mineral aportan notas cítricas, florales y una dulzura natural que el V60 revela con precisión.

Mientras otros métodos priorizan la intensidad, el V60 resalta la claridad: cada sorbo muestra una capa distinta de sabor.
Aquí, la acidez se siente brillante, el cuerpo equilibrado y el retrogusto, limpio y persistente.

En Ollantay, se utiliza café andino seleccionado, tostado artesanalmente para conservar su identidad.
Cada taza es un homenaje a las manos que lo cosecharon y al espíritu del lugar donde nació.

Cierre: la ceremonia de la calma

El V60 no se trata solo de café, sino de tiempo, de aprender a esperar y disfrutar el proceso tanto como el resultado.
En Ollantay Café, cada filtrado se convierte en un momento de silencio compartido: el agua cayendo, el aroma expandiéndose, la primera sorbo que despierta los sentidos.

Quienes lo prueban descubren que no es solo un método japonés, sino una filosofía universal: la del respeto por el tiempo, el sabor y la tierra.
Una taza de V60 no se bebe: se contempla.